Vivimos en un mundo sin alma, no existen los pueblos, sino los mercados; no existe la persona, sino los consumidores

Por Diario Digital Dominicano

Ciertamente hoy día contamos con todo lo que necesitamos para vivir, sin embargo, cada día nos encontramos con miles de seres humanos que se encuentran insatisfechos, deprimidos, frustrados, vacíos, sin rumbo; simplemente agachándose y continuando con aquello que ellos llaman vida.

¿Qué nos sucede? Los años me han hecho ver como Sigmund Freud tenía razón cuando decía: “La novedad es siempre la condición del goce” y ese afán de novedad crea un descenso de la vida, de lo verdadero, de las sanas tradiciones; esa prontitud, esa fugacidad del sentir se ha apoderado inclusive de la sinfonía de las labores del espíritu.

Gilles Lipovetsky en su libro “La Felicidad Paradójica” nos expone como el consumista que mide su felicidad en posesión de objetos exteriores; termina enriqueciéndose en lo material, por lo que, lo único que logra cultivar es un vacío existencial. Entonces, es allí donde ese signo pasajero de la satisfacción, viene a estimularse únicamente con los pequeños goces privados y evidentemente que se queda en una felicidad inmediata, efímera.

Y siendo, así las cosas, pasamos de la resignación a la inapetencia, vivir la propia vida sin ver la de los demás, y terminamos entonces clausurándonos y empujándonos cada día mas a la ingratitud, al egoísmo, a la falta de pasión por lo verdadero, perdemos el interés de ayudar y nos centramos en el tener y no en el ser; y los problemas del mundo, son del mundo, no míos.

No entendemos que como dice Edgar Morín: La fraternidad amante y la inteligencia consciente son las fuerzas vivas de la humanidad.

Ojalá podamos llenarnos de valentía para dejar de lado aquello que nos lanza al abismo del vacío del alma y seamos capaces de reconciliarnos con nosotros mismos, aceptar nuestras limitaciones, siendo comprensivos. Que nos convirtamos en humanos capaces de dejar luz en los demás. Ojo, no me refiero a dar el brazo a torcer hasta que lo rompan, pero si que intentemos ser los suficientemente competentes para hallar el camino a lo verdadero, que no es más que cultivar la Fe en nuestro Creador, en la oración, en ese tiempo para la familia, para los amigos, para el descanso, para el cariño, la reflexión, la lectura compresiva, la naturaleza, el cuidado personal y hasta para la soledad.

Hagamos silencio para encontrar el sentido en las cosas; hagamos silencio para ser conscientes de cada acto, de cada palabra, entender que vivimos en una casa común y que estamos llamados a trascender en la cotidianidad, estamos llamados a desacelerar nuestros días, a echar de lado esa impresión de que nunca llegamos a concluir todo lo que tenemos que hacer en el día a día, a echar de lado que siempre nos hace falta algo, abrir el corazón para  estar plenamente conscientes de lo que nos hablan aquellas personas con las que cohabitamos, abrir los ojos del alma para ver la hermosura que nos rodea y el amor que llevamos en nuestro interior.

Que entendamos que, en la inmediatez, lo material, no está lo intangible. Así que recuerda que como dijo Robert Louis Stevenson: No debemos juzgar cada día por lo que cosechamos, sino por las semillas que plantamos.

Buenos es Dios, Sépalo y Riéguelo

Recuerde viva y deje vivir

Si no va a decir algo que edifique, quédese callado.

Prepárese, estudie, analice, consulte, nútrase de esos seres que aman compartir el conocimiento.

Y recuerde elija vivir la vida que desea conforme propósito de Dios, y no la que otros quieren que usted viva.

Catherine

La Hija de José y Ulba

La Nieta de Lesa

La madre de JM y JH

La sobrina

La amiga

La tía

La hermana

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