El Pensódromo de Raphy: Regulación de la Música, la basura musical al zafacón

Por Diario Digital Dominicano

Diario Digital Dominicano, por Raphy de Oleo, 5 de febrero 2020, Santo Domingo DN.-El proyecto de ley del diputado Víctor Suarez que tiene por objeto regular el contenido de la música que se produce en el país, obligaría a compositores y productores musicales a presentar sus obras ante la comisión nacional de espectáculos públicos y radiofonía, para que esta autorice o no su difusión.

Craso error.  La comisión retornaría como institución a ser un mecanismo de control como en los tiempos cuando fue creada, lo que podría derivar en darle carácter de beneficio al gobierno de turno en cuestiones políticas.  Eso es censura previa, lo que tiene un rango inconstitucional.  Lo de sancionar y someter al ministerio publico es una burla mas a la aplicación de las leyes.

En el país algunos artistas y promotores han usado a la comisión para pegar un tema cuando esta asume la prohibición, luego de la difusión del mismo durante un corto periodo de tiempo.

La aplicación de la ley 6132 de expresión y difusión del pensamiento no ha logrado nada. Seguimos sufriendo la embestida del mal gusto y la animalidad con los contenidos de nuestros medios.

Cuando nuestros hijos menores de edad escuchan o ven un artista incitando al uso de estupefacientes o violencia,  su psiquis sufre un daño irreversible. Los actos que riñen con las buenas costumbres y la moral provocan que  la formación de nuestros hijos se desvíe por caminos peligrosos.

Hay una ley que por su naturaleza y la conveniencia política-social del momento, puede resultar demoledora para los involucrados en el desaguisado de esos contenidos, la 136-06 sobre protección a niños, niñas y adolescentes cuyo régimen de consecuencias no permiten los escapes de la de expresión y difusión.

El primer paso para resolver ese problema está en los directores y propietarios de medios, a quienes debemos apoyar para que sean un filtro cerrado.  Al ser estas empresas privadas se cuidarían en la difusión de estos temas en sus medios, so pena de verse afectados en un régimen de consecuencias con condenas que derivarían en daños y perjuicios. Así mismo ese marco legal debe abarcar con mayor precisión a las redes, la principal fuente de esos males.

Empoderemos y exijamos a los medios de comunicación a cumplir el papel de filtro y veremos como esa irresponsabilidad de los comerciantes del arte se derrumba, parando en el lugar del que nunca debieron salir: el zafacón donde se deposita la basura musical de estos tiempos.

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