Por el Dr. Leonardo Andujar Zaiter, Santo Domingo DN.-Fácilmente caemos en el camino de la infelicidad.
Empezamos no distinguiendo, una vida con propósito.
Difícilmente concedemos sanación en sí mismo y perdón al prójimo.
Descompensados en cuanto a la salud espiritual, biológica, mental, emocional y social.
Comenzamos a proyectar un camino sombrío y no sabemos la ruta tomada.
La desesperanza terminará aniquilando el futuro.
La infelicidad troncha desde el inicio, la generosidad y humildad, expresiones muy sensibles en todo hombre.
Estar montados sobre el camino de la infelicidad, nada será importante en la vida.
La falta de alegría permitirá ver lo acontecido, con profundas preocupaciones.
Las consecuencias a suceder, terminarán mostrando en la peor de las miserias.
La infelicidad nunca descubrirá el lugar del amor.
Asumirá cuantas cosas perjudiquen y mantenga en alta presión, impidiendo brillar a los ojos y sus miradas.
Tampoco concederá a apreciar, cualquier regalo ofrecido por la propia naturaleza.
El descontrol en los sentimientos, colocarán en situaciones negativas y desequilibrantes a los días.
Es mucho lo sufrido y desperdiciadas las oportunidades que llevarán a perturbar, el poder de rebasar obstáculos.
Es vida contaminada, afectando el crecimiento y haciendo terminarla, de manera insegura.
La felicidad es una necesidad humana que provee salud espiritual, biológica, mental, emocional y social.
Cambiar del estado de infelicidad, volverá más fuerte ante las tempestades y llamará a Dios, a abonar la intención de sanar y perdonar, siendo lo primero, para ser feliz.
¿Cómo evitar caer en la infelicidad?