Padre Manuel Antonio Garcia Salcedo de la Arquidiócesis de Santo Domingo.-Los hechos que conformaron la realidad de lo acontecido después de la llegada de los españoles en 1942 al Caribe han confirmado la identidad católica de la manera de vivir la fe cristiana en todo el continente americano y en el resto del mundo que tuvo que someterse a la hegemonía europea.
Dicha conquista armada, es decir, a costa de las armas de guerra, se puede catalogar como contradicción entre los ideales y los procedimientos a ejecutar para obtener los resultados esperados de acaparamiento de las riquezas, el control de las nuevas tierras y el ordenamiento social unido a los preceptos de la Iglesia Católica. Hemos de tomar la distancia que caracteriza el historiador que busca la objetividad en el planteamiento de lo acontecido en el pasado y los resultados de dichas acciones sociológicas.
Hasta el día de hoy la identidad latinoamericana de manera notoria está marcada por el tiempo de la conquista que sufrió su población nativa. La población nativa no sobrevivió al sometimiento extranjero a la que fue sometida. La relegación de dicha población en los territorios continentales, no sólo en América, sino en el resto del mundo, es evidentemente sufrida en grado superlativo. Pero es en nuestra tierra, en la Isla de la Hispaniola, que inicia la denuncia y la reivindicación, a manos de la Iglesia Católica, de los seres humanos sometidos a esclavitud por parte de los violentos y sus oscuro prejuicios.
La única manera que la Iglesia pudo enfrentar estas injusticias sociales por parte de unos conquistadores bautizados, y algunos practicantes de la religión oficial, fue por medio de los frailes misioneros. Los dominicos (Orden de los Predicadores), por su defensa de la doctrina y el Papado, por su cercanía a la corona, al mundo universitario y a las misiones entre infieles fueron los encargados de tomar la voz cantante y dar la cara. Los valores cristianos de la libertad y la justicia para todo ser humano, por ser imagen y semejanza de Dios e hijos en Jesucristo. Acudir al Sacramento de la Confesión y Comulgar implicaba llevar a todos los estamentos de la vida diaria estos valores. No debía de existir una dicotomía entre lo profesado y lo ejecutado en cualquiera de las empresas de la sociedad. Pero la realidad era totalmente distinta.
El delegado para tratar la cuestión ante el gobernador de la Isla, Diego Colón, fue Fray Antón de Montesinos. De manera cortés y diplomática fue recibido el fraile. Los intereses productivos y mercantiles se verían mermados de hacer caso a las denuncias de los religiosos misioneros. La fecha de dicha audiencia data del año 1511. Era una situación que saltaba a la vista de todos. Nadie podía decir que carecía del conocimiento de primera mano de la explotación servil y laboral a los nativos de estas tierras. El virrey Colón, después de la visita del representante de los dominicos, se hizo de la vista gorda, continúo apoyando el proceder de los encomenderos y rindiendo cuentas de su gestión a la corona española de los beneficios obtenidos y enviados a la misma, dando curso sin alteración de lo hasta entonces ya establecido. La única palabra que describe fehacientemente aquel sistema es de malévolo.
Ante el caso omiso a la petición de los delegados eclesiales religiosos, estos recurren al empleo de la Palabra de Dios de acuerdo al Magisterio de la Iglesia y su presentación más actualizada tal cual era ensenada académicamente en la Universidad de Salamanca, cuna del Derecho Internacional, con su principal exponente y uno de los fundadores de la misma, el catedrático dominico Francisco de Vitoria, quien procedía de Burgos, primer lugar en el que luego por primera vez se legislará a favor de los nativos americanos.
Para los no beneficiarios de dicha explotación de los nativos, los abusos cometidos contra estos llegaban al grado extremo. Toma la Orden de los Predicadores la decisión de acudir al púlpito santo para la fecha del tercer domingo de Adviento del 1521 durante la Misa a la que era costumbre acudir por parte del hijo de Cristóbal Colón y todas las familias españolas en la Isla ocupando los primeros lugares de los dignatarios.
Confrontación total y frontal. Responsabilización absoluta de las autoridades y cabezas de los comerciantes locales. Denuncia clara del maltrato que estos cometian contra los nativos poseedores de la misma alma racional que los presentes opresores. Declaración de una situación insostenible que cuanto antes demandaba conversión, ante el castigo divino del infierno para los propiciadores y ejecutores se avecinaba. Predica típica del Tiempo del Adviento.
El resultado de aquella Liturgia Santa fue el llamado por parte de Diego Colon a Montesinos exigiéndole que se retractara inmediatamente ante las injurias y ataques proferidos contra tan nobles y piadosos señores. La actitud del delegado dominico fue de determinación evangélica. Al domingo siguiente el Sermón trajo consigo el mismo contenido. La tensión iba en ebullición. El sol ya no se podía tapar con un dedo. A medida que pasaba el tiempo dicha denuncia profética se fue difundiendo por todas partes cuando se supo que los dominicanos negarían al gobernador de la Isla la absolución y la Comunión Sagrada de la Hostia si no eran atendidos sus justos reclamos en favor de los nativos esclavizados y explotados en condiciones peores que los mismos animales.a
Ante el intento de acallar estas voces a favor de los indígenas y cercar el rango de acción de los dominicos al cortar sus provisiones, es enviado un fraile ante el Rey Fernando, llamado de título el Católico, para explicarle personalmente la situación aterradora que ocurre en las tierras recién conquistadas para la corona española. En cualquier lugar que hubiese un fraile dominico, los acontecimientos eran sopesados y difundidos, siendo estos los asesores directos del Papa en material doctrinal.
Diego Colon se mostraba intransigente por los reclamos hechos a su gestión administrativa y comercial, y los grandes beneficios que este sistema de explotación humana inmisericorde rendían a los estamentos de la sociedad española continental. Razón esta por lo que el Rey busca una medida conciliadora de aparente sosiego para las partes en confrontación, a sabiendas de que los cambios sustanciales no serían los del todo requeridos.
Se convoca el Consejo de Burgos que estudia la cuestión de la esclavitud de los nativos de las nuevas tierras conquistas a manos cristianas y ha de dar una resolución al respecto que termine con el conflicto. Dos años toma este proceso legislativo para emitirse oficialmente: 1512-1513. El resultado del mismo fue la promulgación del Principio de los Derechos de los Indios en los que se declara la compasión a tener con aquellos seres humanos, habitantes en pleno derecho de las tierras en las que había nacido. El horario laboral debía ser reducido. Debían los encomenderos garantizar alimentación, educación, alimentación, enseñanza, bautizo y comunión, trabajos restringidos a los menos de 14 años y ancianos, atención sanitaria a los nativos, y la prohibición de trabajar a las mujeres embarazadas en las minas y debajo del agua en los ríos.
Los frutos del Sermon de Montesinos son:
1. El haber deslindado a la Iglesia Católica de una complicidad con aquella forma de explotación humana propia del espíritu medieval de las conquistas armadas.
2. El paso de la Doctrina Católica, permeada por la mejor filosofía humanista del renacimiento, acorde a la Tradición misma, a una enseñanza de los derechos y derechos de toda sociedad en favor de los pueblos de toda raza y cultura.
3. La evangelización de los pueblos implica el respeto a sus integrantes y la promoción de estos.
4. La conversión de Fray Bartolomé de las Casas, presente en el Sermón de Montesinos, primera sacerdote de origen español, sevillano, ordenado en América, enviado a Puerto Rico, donde continúa la labor que los dominicos iniciaron en la Hispaniola.
5. La aprobación por parte del Rey Fernando en el año 1514 del matrimonio entre españoles y las mujeres nativas de esta tierra.
6. La conformación de un perfil y de una pastoral profética y promotora de los derechos y deberes con toda persona y sociedad humana que siguieron todos los religiosos y Obispos que ejercieron su misión en el continente americano y en los demás continentes en los que los europeos conquistaron e implantaron su cultura.
Las leyes de Burgos pasaron al poco tiempo a ser letra de papel únicamente. A la muerte de Fernando el Católico, al poco tiempo de estas reformas, a pesar de las iniciativas de los dominicos, la regencia del Cardenal Cisneros en la corona española, relevo la incidencia de los dominicos en las Islas del Caribe por la actuación silente y poca incidencia social de los frailes jerónimos.
Debemos, casi en la conclusión del Adviento 2025, cercanos a la Navidad y Año Nuevo, hacernos la pregunta sinceramente: ¿las cosas han cambiado para bien desde aquel entonces a nuestros días? *IDENTIDAD CATOLICA.