SANTO DOMINGO, DN.-Al poner en vigencia la recién reformada Constitución, el presidente Luis Abinader dice que se ha puesto fin a 180 años de continuismo, y esa es la pura verdad, hasta la fecha todos los presidentes que hemos tenido no desestimaron la idea de seguir en el poder, pese a las coyunturas más adversas.
No se puede negar que el presidente Abinader ha demostrado un desprendimiento inusitado en un ambiente tan cargado de ambiciones desmedidas.
La Constitución dominicana después de proclamada en 1844 ha sido modificada 39 veces, las cuatro últimas reformas de la etapa contemporánea, son las de 1994, 2002, 2010 y 2015, se originaron, definieron y aprobaron con contextos muy diferentes, pero con un mismo objeto: la reelección presidencial.
La reforma de Luis Abinader es con objetivos diferentes, ha sido para prohibir la reelección después de un segundo mandato.
Es cierto que la constitución recién modificada ya contenía la prohibición para un tercer periodo, pero solo bastaba el deseo del actual jefe del Estado para que fuera removida sin dificultad al disponer las mayorías legislativas calificadas para afrontarla sin problema.
Según la nueva reforma a la constitucion el Presidente de la Republica no podrá optar por un segundo período constitucional consecutivo y no podrá postularse jamás al mismo cargo ni a la Vicepresidencia de la República”.
Para darle una mayor seguridad al límite petrificado de dos mandatos presidenciales el constituyente le sumó un obstáculo más, el cual consiste en que ningún funcionario de elección popular podrá beneficiarse de una reforma constitucional durante su mandato, cuando este verse sobre las reglas de postulación, elección y permanencia del cargo que ocupa.
No cabe duda de que la citada petrificación y la disposición desmotivadora para que un presidente intente modificar la Carta Sustantiva con el fin de competir por un tercer mandato, estabilizará la Constitución Política y borrará de las mentes de los políticos la esperanza de ser presidente de la República por más de 8 años.
Cambiar la ancestral cultura continuista es una tarea de gran importancia en el proceso de consolidación de la democracia.
Los dominicanos recibimos con agrado esta nueva reforma a la constitución, Gracias señor presidente Luis Abinader.