Por el Dr. Leonardo Andujar Zaiter, Santo Domingo, DN.-La vida goza de relevancia.
Aporta elementos importantes, por encima de toda perspectiva generada.
La vida crece al comprender la convivencia mediante un acto reflexivo que explique de forma natural, las complejidades envueltas en la existencia.
Es el hombre llamado a revolucionar la vida, a partir de esfuerzos intrínsecos que especifican el propio ser.
La vida es el camino por donde el hombre trilla los pasos y sobre huellas construye realidades.
En las realidades ocurren inmensos acontecimientos que proponen planteamientos no solo esquemáticos, sino, prácticos en referencias al horizonte por el cual debe dirigirse.
El hombre requiere concebir la vida dentro de la magnitud que amerita y así podrá relacionarse con suficiente valoración conforme a experiencias novedosas.
Dará primacía a la vida, dependiendo de la dimensión proyectada en la condición humana.
El sentido apuesta a no vivir falsas interpretaciones que algunos pretenden proporcionar.
La perspectiva es hilo comunicante que extiende el presente hacia el futuro.
La vida concede al hombre, proponer seriamente, condiciones que sirvan de lanzas para manifestar el entendimiento y vincularlo simultáneamente a grandes elementos hegemónicos.
La vida y el hombre, el hombre y la vida, terminan totalmente vinculantes al alcance de la superación.
Esa relación directa hace inevitable buscar respuestas que respondan a la importancia de la vida, desde la comprensión del hombre.
La vida y el hombre entran en diálogo y armonizan espíritu generoso que contacta con la esencia misma.
A mayor comprensión, mayores serán las posibilidades de tener una existencia iluminada que refleje la trascendencia y validez de la vida.
¿Conoces el valor de la vida?