Ética, Moral y Conflictos de intereses

Por Diario Digital Dominicano

Diario Digital Dominicano, por Javier Fuentes, 19 de abril 2023, Santo Domingo, DN, República Dominicana.-

<<A veces los escritores, y también los críticos y los profesores, olvidan que la gran vocación de la literatura es hacer sentido de nuestra vida, y te encierran en un ejercicio estéril, puramente formal >>.

(Tzvetan Todorov).

Esto lo escribí a propósito de las firmas encuestadoras que degeneran su misión al igual que los críticos en un paralelismo inaudito. Un crítico pierde credibilidad. Pero la firma lo pierdo todo. Será muy difícil volver a creer.

Entonces como consecuencia entramos en la definición de la etiqueta y la moral dentro de los posibles conflictos de intereses.

Ética viene de la palabra griega ethos, que significa un «establo» para caballos, un lugar de estabilidad y permanencia. En tanto que moralidad viene de la palabra latina «moralis», que describe la conducta cambiante de la sociedad.

Al describir esta simple definición inmediatamente notamos una diferencia entre ambas.

La ética es normativa, absoluta. Se refiere a un conjunto de normas que orientan nuestras vidas y definen nuestros deberes y obligaciones. Produce los imperativos que establecen las pautas aceptables de conducta.

En cambio, la moralidad trata de lo que la gente hace. Describe lo que ya están haciendo, frecuentemente sin relación con pautas absolutas.

¿Cuál es el resultado de la confusión entre la ética y la moralidad?

Cuando se confunde y se mezcla la ética y la moralidad, el resultado es que la corriente cultural establece las normas. Las «normas» se vuelven relativas y cambiantes. Lo que es habitual se convierte en lo absoluto. Las normas absolutas son consumidas por la naturaleza fluctuante de la cultura y el relativismo triunfa sobre lo absoluto.

Es tanto así que con la llegada del sistema capitalista todo comenzó a tener valor de uso y valor de cambio, es decir la mercancía: dinero, pasó a ser lo mas importante, algo que no era posible en el sistema feudal ni en el sistema precapitalista de los modos de producción.

Lo cierto es que el dinero es aquello universalmente aceptado en una economía por los vendedores de bienes y servicios.

Como mínimo, el dinero debe poseer cinco propiedades que son: «la portabilidad, la durabilidad, la divisibilidad, la uniformidad y el reconocimiento”.

Se podía transferir un producto por otro como intercambio de mercancía-dinero-mercancía y ahora con el dinero-mercancía-dinero a la prima (incremento), queda demostrado su capacidad y valor en el comercio mundial.

Aquí entra la ley del mercado y con ello un sin número de variables que incluye a los críticos literarios, entre otros, como parte de este sistema.

El advenimiento del capitalismo trajo consigo los que son instituciones diferentes y nuevas  al sistema feudal.

Había nacido el Estado moderno; con los partidos políticos, sociedad civil, medios escritos y hoy  electrónicos, editoras modernas multimedias y su gran auge, esto viene a darle una visión diferente a la sociedad como un todo, en donde entran asuntos de carácter ideológico acompañado de rasgos distintivos y determinado por lo económico.

Dicho esto debemos reconocer que todo lo que se haga a partir de ése entonces, lleva impregnado un deseo de ganancia llamado lucros.

Esto nos da como respuesta que nada se puede hacer sin dinero para luego incrementarlo bajo cualquier modalidad. Aunque por las plataformas de Internet se genera dinero, cómo quiera se debe hacer una primera inversión. No importa la conceptualización clásica del capitalismo.

En el cambio de paradigmas sociales que vivimos hoy y su deconstrucción se crea «un sujeto para el objeto», con la invasión de todos tipos de publicidad, que trabajan la psique del potencial consumidor y, éste hace filas para adquirir el producto. Anteriormente sucedía todo lo contrario.

En pocas palabras nos crean necesidades artificiales y por tanto nos hacen esclavos del consumo en cualquier circunstancia, para cualquier producto final (mercancía). Los mercadólogos y sociólogos juegan un papel muy importante al hacer los estudios de campo o de mercado en los segmentos de interés poblacional.

Ante esta realidad los críticos juegan un papel muy importante y los del medio de la literatura no están exentos de la garra o influencia de esta sociedad capitalista que le pone un precio a todo y, se necesita ese capital (dinero) para satisfacer las necesidades primarias.

Es aquí donde entra la parte ética y moral en sí, y cabe la pregunta: ¿es propicio hacer lo que me conviene financieramente o lo que ética y moralmente debo hacer?

En esta dualidad notamos los conflictos de intereses.

Quiero hacer esta anécdota antes de seguir con este breve artículo. Y decirles que un cotizado especialista en arte crítica de mi país cuyo nombre no puedo revelar, pero que fui testigo, iba cuando hacía su escrito de la presentación de alguna obra o un espectáculo de actores y bailarines en el Teatro o Night Club a preguntarle al director que si le gusto la crítica y la reseña.  “Te gusto lo que escribí”. Y lo mismo con ciertos poetas.

Yo vi esto como una falta de ética y de profesionalidad, entendiendo que él debió escribir para el público sin importar el parecer del autor.

Entonces aquí se presenta el conflicto, no puedo decir que quiza recibio algun obsequio, pero hubo una falta de ética y moral que nos trae dudas.

Ahora bien estoy convencido que existe el conflicto desde el mismo momento en que el crítico deja de ser imparcial,  pierde objetividad y con ello la credibilidad, dado que se presupone que el crítico esta bajo la influencia del dinero, la amistad o la preservación de su empleo por la editora, la revista, el periodico o la agencia publicitaria, etc…

Un crítico jamás debe olvidar la esencia del arte que es detallar bajo los parámetros más honestos el trabajo del artista de la manera más leal y objetiva.

Que nos puede decir la parte jurídica sobre los conflictos de intereses; “que es cuando existe una situación en que el juicio de la persona esta influenciado por sus intereses particulares de tipos financieros o personales en contraposición a la institución o afectando la sociedad”. Esto hace que la persona pierda fiabilidad y su ética es cuestionable.

Quiero citar algunas preguntas que hace Lamarque

¿»Ante la descripción de este panorama es posible establecer, entonces, una correspondencia entre la ética y la literatura cuando ésta se esconde, dentro de los campos intelectuales, en nomenclaturas que terminan por alejar su relación con la experiencia real»?

¿»Es viable considerar la literatura como un instrumento capaz de ofrecer una axiología cuando la misma literatura es vista como un objeto extraño e impertinente con respecto a los valores sociales»?

¿»No será más bien que la literatura ha sido secuestrada por una élite pseudo-académica con el fin de desvirtuar el valor de la misma como expresión inapelable de lo humano, demasiado humano»?

En fin, ¿será que la literatura, al contrario de lo que arguyen ciertas teorías, no puede cultivarse» (Lamarque, 2005: pág.642).

Aquí se cuestiona el papel del crítico trayendo a relucir su falta de ética.

Reflexión:

Quiero hacer mi reflexión empezando con una pregunta

¿Es posible que estemos en los albores del final de la crítica no comprometida como subgénero de la literatura?

¿Es posible que las herramientas de mediciones estén comprometidas por el lucro?

Creo afirmar que estamos en ese proceso enfocándose desde una cosmovisión de lo que significa el capitalismo como sistema de transacción que a todo le pone precio y la renovación de los medios tradicionales, y otros muy innovadores como internet.

Aunque estamos en un gran avance con la pluralidad y horizontalidad de los medios, la crítica esta comprometida por la falta de objetividad y por consiguiente esta falta de objetividad es la que la lleva a perder su ética.

El género de la crítica ha colocado su mirada en desvirtuar su labor, abriendo las posibilidades o las ventanas a través de distintos canales, no solo a la devaluación de la propia crítica y su ética, sino que permite por esta pluralidad y horizontalidad existente en los medios, el surgimiento de nuevos críticos sin capacidad, ni la preparación imprescindible objetiva para lanzar juicios que permitan darles el sentido del conocimiento en función de lo tratado a una obra literaria, teatral, de cine, musical, etc…

Podemos entender y decir que estamos a merced de inexpertos y por otro lado de mercaderes que no pueden ubicarse en su contexto.

Quiero finalizar esta reflexión con lo que dijo Ivan Thays

«Creo que cumple una función muy útil para el marketing o las ventas de los libros, al que algunos medios impresos impulsan (como The Guardian) como parte de su estrategia multimedia. Es, tal como dice, un “efecto Amazon”. Pero solo es una valoración, no alcanza el estatus de crítica literaria ni de reseña. Es solo una medida equivalente al I LIKE del Facebook, una herramienta que mide no sólo el talento sino el consumo”.

En conclusión: Quizá esta falta de profesionalidad ha degenerado en que se sometan con facilidad y ciertas ligerezas a intereses y que su función inherente a una crítica se esté percibiendo como una gran desventaja y menoscabo.

Antes se percibía al crítico en función de la literatura en sí.  Hoy se ve en función de intereses mercadológicos y comerciales. Lo que afirma que existe un gran componente de falta de ética y de  conflictos de intereses.

JAVIER FUENTES.

El AUTOR:

Vive en New York.

Politólogo, especialidad en Administración Pública.

Lcdo en Teología.

Maestría en Escritura Creativa.

Maestría en Derecho y Relaciones Internacionales.

 

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