Diario Digital Dominicano, por Manuel Hernández Villeta, Santo Domingo DN, 31 octubre 2017.-La Constitución dominicano no ha pasado de ser un libro en la biblioteca de un intelectual, o un manojo de papeles que tirado en la calle nadie lee ni respeta. De ahí que nuestros males ancestrales devienen de qué sigue siendo la Constitución un simple pedazo de papel.
Aunque sea duro escucharlo y entenderlo, nunca esa Constitución ha pasado de ser un legajo sin poder. En instantes muy fugaces se levantó el grito de constitucionalidad o muerte, pero siempre fue ahogado en sangre.
Pedro Santana fue el primero que utilizó la fuerza del sable para decapitar a la misma Constitución que promulgó. Un hatero iletrado que su única pasión y compromiso de lucha era para retornar a la naciente república, a ser una protegida del imperio español.
Y lo logró, fusilando a una gran cantidad de patriotas y conculcando las mínimas libertades públicas y la soberanía nacional, en defensa de las cuales el pueblo se lanzó a la lucha para proclamar la independencia un 27 de Febrero.
Santana no es un personaje muerto. Vive en los malos dominicanos, los que no tienen fe en nuestro futuro, los que pisotean nuestra soberanía y son incapaces de cumplir con su cuota por el desarrollo nacional.
Pero próximo a su aniversario, la Constitución nacional necesita un nuevo impulso, una reivindicación histórica, lejos de la sangre derramada y de la demagogia servil. Hay que sacar a la Constitución de ser un simple pedazo de papel sin mayor trascendencia. Vive al borde del colapso un país donde la Constitución es zarandeada de acuerdo al carácter político de un instante determinado.
Viendo el panorama de hoy, muchos se dirán que de importancia tiene esa Constitución, que fue manejada al capricho de los gobernantes. Hay que recordar que una cosa son las capas burguesas y adineradas dominicanas, y otra el pueblo sencillo, hambriento y desamparado.
Hace más de 50 años los dominicanos se alzaron en armas en defensa de la Constitución. La Carta Magna fue herida de muerte por un Golpe de Estado, que abortó el nacimiento de la democracia dominicana. La revolución de vino en la intervención militar norteamericana.
La sangre derramada en abril del 65 es un buena demostración de hacia dónde va el pueblo dominicano cuando se le cercenan sus libertades, su vivir en democracia y su deseo y esperanzas de un mundo mejor.. Vamos a rescatar al Constitución, que no sea un simple pedazo de papel, sino el alma y corazón de todos los dominicanos. Por desgracia, pocos la leen y menos la respetan. ¡Ay!, se me acabó la tinta.