Falsos políticos

Por Diario Digital Dominicano

Diario Digital Dominicano, por Manuel Hernández Villeta, Santo Domingo DN, 2 noviembre 2017.-Los partidos en la República Dominicana son un trampolín para llegar al gobierno.

Ningún grupo político tiene un programa electoral de gobierno que sea claro, en lo que se refiere a mejorar las condiciones de vida de las grandes mayorías.

Como negocio de masas ausentes, los partidos son corporaciones para mantener privilegios y obtener facilidades.

Por consiguiente, nunca han respetado las leyes o las disposiciones administrativas de la Junta Central Electoral.

Los partidos no dejan de ser simples organizaciones intangibles, que nadie sabe dónde están, de donde vienen y que están haciendo en el presente.

No son unas siglas o los colores de un local que hay que cambiar, sino la dignidad del liderazgo político nacional.

Paulatinamente los líderes se han empequeñecido, son pigmeos que se crecen en los titulares de periódicos y enseñan la última moda en las entrevistas de la televisión.

Hay que levantar una nueva dignidad del político profesional dominicano.

No todo debe ser buscar la riqueza personal, sino que es necesario que se planifiquen reivindicaciones sociales y económicas para el gran pueblo.

Hoy los dominicanos lucen sin un liderazgo político fuerte. Y por consiguiente, con partidos hechos de cartón se quiere aprobar a la carrera una ley de partidos, que no reúne los requisitos necesarios, ni sería mejor que los reglamentos existentes actualmente.

Aviesamente, los legisladores quieren que se prohíba mediante ley que un militante o dirigente pase de un partido a otro. Un absurdo total.

Nadie le puede impedir a un ciudadano que renuncie a un partido, y entre a militar en otro.

Una acción de este tipo vulneraría los derechos individuales y colectivos del ciudadano.

Se podría poner en el debate público si los cargos electivos, sea como legisladores, síndicos y otros, sean propiedad del partido, o del que fuera el candidato.

En caso de renuncia de un síndico al partido que lo llevó al cargo, el organismo podría tomar la acción de designar a un militante para ocupar esa posición.

Pero tampoco tiene asidero, porque se da el caso de que hay candidatos que tienen más apoyo y fuerza que un partido determinado.

Entonces habría que ver de quien es el cargo, del político o del partido.

No veo razón de existir de esa ley de partidos políticos, cuando ahora mismo hay reglamentos que no se cumplen.

Hay que abogar por el surgimiento de un nuevo liderazgo político nacional, que piense y actúe de acuerdo con las grandes necesidades del país, que deje a un lado sus preferencias personales de adquirir mayor cantidad de recursos económicos, y piense en la gran masa irredenta, sin pan, sin agua y sin futuro.

El político sin el respaldo popular es un nati-muerto, por lo tanto debe pensar desde ahora en una mayor carga de responsabilidad social, en vez de ser un agente impulsar de riquezas fáciles.

La sociedad dominicana debe comenzar a rechazar a los mercaderes de la actividad política y crear una nueva generación de mujeres y hombres responsables, que su principal consigna sea luchar por el bien de la mayoría.

Los demás, los simples mercaderes, deben ser rechazados como ciudadanos indeseables. ¡Ay!, se me acabó la tinta.

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