Por Claudia Fernández, Santo Domingo, DN.-La espiral de componendas continúa. De nuevo el alto comisionado para los Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el austríaco Volker Türk, enfila sus cañones muy bien teledirigidos hacia República Dominicana. Ya lo hizo en 2022, cuando se iniciaba en el cargo y la escalada de violencia en el vecino Haití adquiría proporciones inimaginables. Hoy, la saga de la serie continúa su agitado curso, en tanto sus adláteres y prohijadores, presionan al país desde distintos flancos para lograr sus propósitos. ¡Destruirnos como nación libre y soberana!
No bastan las presiones, mucho menos las acciones soterradas para lograr propósitos ocultos de la alta política internacional. De nuevo arremete Volker Türk contra República Dominicana en un comunicado en el que describe con sinceridad desgarradora la situación que vive en la actualidad el pueblo haitiano. Hasta ahí, todo va muy bien.
El recuento de la cruel realidad haitiana, no tiene desperdicio. Todo se daña, cuando, en un atrevimiento que raya en la intrusión soberana, indica que debido a las repatriaciones y al cierre de la frontera, esa nación limítrofe pasa más angustias de las necesarias, acusa al país de no ofrecer la ayuda humanitaria necesaria, y todo en un escenario mediático creado a propósito.
Como el funesto personaje de Skeletor, en la popular serie de dibujos animados de los años 80, este señor vuelve y revuelve a la opinión pública internacional, como si no tuviera sobre sus hombros el peso de la ayuda humanitaria a la ya deshumanizada franja de Gaza, en Medio Oriente, o los problemas que enfrentan los países africanos día a día.
¡¡¡¡¡JAJAJAJAJAJAJA!!!! Cree el señor Skeletor, perdón, Volker Türk, es que hasta un parecido tienen, y que me perdone tanto la ONU y sus Derechos Humanos, a enjuiciar el papel que juega el país en este ajedrez político en el que nos quieren poner en jaque mate. Torre, alfil, peón 16, y la soberanía nacional se va ¡al carajo! Eso no importa. No quieren hacerse cargo de la crisis que vive el Estado fallido, y sí que es fallido, y endilgarnos la plana a los vecinos.
Como si tuviéramos pocos problemas internos. El último o el penúltimo episodio llegará en poco tiempo. Siempre he dicho, ¿por qué tanto los altos comisionados para los Refugiados y de los Derechos Humanos no crean sus propios campos para acoger a esos millones de haitianos que padecen la miseria a que la han arrastrado ellos mismos, en las naciones que sí pueden hacerlo?
Es que una cosa es con guitarra y la otra con violín. ¡Váyase a la porra y déjenos seguir! Haga su “trabajo humanitario”, sí, entre comillas, porque nadie sabe a ciencia cierta qué persigue la ONU y sus potencias aliadas, en este conflicto y otros.
Siempre hay alguien a quien señalar, y en este momento, las críticas y exigencias a República Dominicana, dan un dejo de sospecha, como siempre. ¿Querer enmendar la plana y esperar que el gobierno que preside Luis Abinader ceda a sus ataques?
¿Apelarán esos genuflexos a considerar un boicot internacional contra nuestra nación? Todo es posible, mientras tanto, que se hagan cargo de una situación a la que han dado la espalda todo el tiempo y aprendan, que, cuando de soberanía se trata, ¡guerrilleros de pura cepa! O se hunde la isla y todos sus intereses soterrados y mediáticos.